Tres años después, Classic-Inn-Mommy nos comparte la carta que le escribió a su hijo Federico cuando era un bebé, en una de las muchas noches de desvelo y llanto.
Por: Classic-In-Mommy
Sept 26 de 2011
Creo que llevo meses
postergando esta carta, quizás, porque pensar en ti me invade de infinitos
sentimientos a la vez que pretender plasmarlos en un papel se me hace enredado
y confuso. Tal vez, escribir o tratar de describir con palabras y
frases el amor tan profundo que has despertado en mi, es casi imposible… de
hecho, creo que ni el más solemne de los poetas podría si quiera acercarse a explicar ese sentimiento… pero yo, desde mi humilde corazón arrugado y enternecido voy a
tratar de decirte como me haces sentir…
Arrugado, eso es sin duda lo que siento que le pasa a mi corazón cuando, en
noches como estas, te desvelas en llanto simplemente porque quién sabe qué pasa
por tu mente. Tal vez estás descubriendo que mientras
duermes, tu cabecita trabaja creando mundos fantásticos e
inverosímiles… esos que los adultos llamamos "sueños" los cuales, ya te darás cuenta, pueden ser muy bonitos y divertidos. En ellos inventarás historias de héroes y villanos en donde siempre, ojalá siempre, habrán finales felices para que tus noches sean vivencias increíbles de goce y pleno
descanso…
En esta oscuridad de sollozos y suspiros infinitos, de pena y
contemplación, es cuando puedo experimentar que el amor de madre no
tiene limites. Aunque sea agobiante para mi salirme de la cama y despertar
de mi sueño -ya nunca más profundo-, tu llanto es más estremecedor que 40
despertadores retumbando a la vez en mis oídos. La naturaleza es
demasiada sabia, hizo que nosotras las mamás sintamos hasta el más
mínimo quejido de nuestro hijo como si nos pellizcaran las entrañas. Te oigo y corro en media centésima de segundo a socorrerte, a abrazarte, a
besarte y hasta cantarte en medio de la noche canciones de cuna para que vuelvas a dormir tranquilo.
Ser madre, es la experiencia más estremecedora que he vivido, he descubierto lo que es
llevar al límite mi cuerpo, lo que es amar sin barreras, sin tapujos, sin
prejuicios y sin orgullos. He experimentado miles de mariposas en mi
estómago cuando recorro tu dulce piel con mis manos, contemplando la suavidad
de tu respiración en esos abrazos profundos que sueles darme cuando
quieres simplemente quedarte aferrado a mi cuerpo cual náufrago a una
orilla….y desvanecerte en ella, oyendo el retumbar de mi corazón, quizás para sentirte de nuevo en el lugar más seguro que hasta ahora hayas conocido…mi
vientre.
Te has quedado de
nuevo dormido, en el tiempo que duré escribiéndote esta carta no te has vuelto a despertar. Ese último
abrazo de amor logró su objetivo… entonces me acerco a tu oído para suplicarte que sueñes con los angelitos, eso es lo que nosotros los padres solemos
decirles a nuestros hijos cuando queremos desearles bonitos sueños, pero realmente, ojalá que Morfeo te abrace con miles de cosas lindas y de historias cargadas de color y alegría, como son
siempre tus días, con esa sonrisa y ese brillo en tus ojos de
fina coquetería. Te amo pequeñito… descansa que hoy fue un día largo, duerme tranquilo que papito y mamita siempre están a tu lado.
Mamá