Por: Travel In Mommy
Si alguien me pregunta cual sería el poder mágico que me hubiera gustado tener, yo le contestaría: Poder teletransportarme. Muchas veces, cuando estoy sola y lejos de mi casa quisiera cerrar mis ojos y aparecer en mi casa de Cali. Así fuera por 5 minutos.
Si alguien me pregunta cual sería el poder mágico que me hubiera gustado tener, yo le contestaría: Poder teletransportarme. Muchas veces, cuando estoy sola y lejos de mi casa quisiera cerrar mis ojos y aparecer en mi casa de Cali. Así fuera por 5 minutos.
Si tuviera ese don, en este
momento no lo usaría para mí sino que se lo compartiría a alguien más, a mi
abuelita Tita.
Hoy ella está cumpliendo 24 años
de habernos dejado y creo que no pasa un día en mi vida sin que yo la recuerde
por algo. Si hay alguna persona en el mundo que me duela en el alma que mi hijo
no tenga el honor de conocer, es a ella.
Cuando Martín nació, un día que
estábamos solos él y yo, los presenté y le conté que en el cielo tiene una
bisabuela que lo va a cuidar todos los días de su vida . Le dije que yo
aprendí a gatear en su mesa del comedor, que fue ella quien me enseñó a amar el
helado de arequipe, porque siempre me preparaba un postre para cuando yo la
visitaba (y que nadie más podía probar), que le encantaba que me pusiera
vestidos, que fue reina del Club colonial en Tuluá y que siempre estaba muy
arreglada, que tenía voz ronca como su mamá, que le encantaba cocinar y jugar
cartas, que amaba su familia y a mi abuelo, que olía a rosas y que me dio tanto
amor que alcanzó para que hoy todavía me haga mucha, mucha falta.
Ya que no está conmigo, quisiera
contarle que me casé con un hombre sensacional que me ama y que amo con locura,
que hemos vivido en varios países y que él, al igual que yo, ama viajar… así
como ella me lo inculcó desde chiquita cuando empezó mi colección de muñecas
vestidas con trajes típicos del mundo que me traía de sus viajes; algo así como
Melquiades en Cien Años de Soledad. Me gustaría que supiera que en Navidad,
todavía comemos el pastel de quesos y
que todos en la familia añoramos la llegada de ese día para disfrutar de ese
manjar, que solo se come una vez al año (por lo “dietético”) y que ella nos
cocinaba. Que todavía preparo las galletas que hacíamos juntas, que todavía
vamos a la finca en familia, que me veo cada vez que puedo con mis primos y que
soy la mamá de un niño que con su llegada iluminó mi vida y la de la familia.
Le contaría que ahora mi mamá
con su rol de abuela es su versión corregida y aumentada. Que se desvive por su
nieto así como ella se desvivía por mi y que por supuesto, se ha tomado muy en
serio, junto con mi papá la tarea de consentirlo hasta más no poder. Me ayudan,
me tienen paciencia, lo consienten, lo cuidan, le regalan de todo… y lo mejor!
Que hay otras 3 tías abuelas y 2 tíos abuelos que se derriten por él.
Estoy segura que si ella me ve
desde el cielo estaría muy contenta de ver la mujer en la que me convertí y que
se siente feliz de ver como en mi casa mantenemos las cosas que nos enseñó
vigentes, para que su recuerdo permanezca latente y el amor que nos entregó se
sienta, aun después de 24 años de su partida, a una vida mejor, quizá.
Por último pero no menos
importante, le diría que la amo mucho.
Preciosísimo recordatorio y homenaje al amor mutuo entre abuela y nieta, amor que supera los limites de la vida.
ResponderEliminarQue bonito presente con tu abuela. Recientemente leí que sólo muere lo que se olvida, las personas permanecen vivas en tu corazón.
ResponderEliminarQue fortuna tuviste de compartir con ella.
Saludos!
Gracias Madreselva y Flac_k. La verdad entre muchos primos que somos, yo fuí la más afortunada porque nos disfrutamos mutuamente todos los días hasta que tristemente se tuvo que ir. Lo bueno es que se fue de repente, sin dolor... algo que considero un premio ya que no se dio ni cuenta.
ResponderEliminarAtt Juliana