martes, 22 de julio de 2014

Profesión: Mamá

Por: In-Maternal
(Isabel Salazar)

Algún día, no tengo noción de cuál, instauré en mi mente una idea: Para ser valiosa, para ser alguien en el mundo, tenía que ser una mujer exitosa. Me conté a mi misma un discurso que me aprendí, que interioricé y del que tuve total convencimiento: El éxito estaba ligado a ser una mujer muy capaz, independiente económicamente, con reconocimiento en la vida laboral… la mujer sumisa de otrora, dependiente del  marido y de sus hijos, estaba mandada a recoger.

Desde que estaba en cuarto semestre en la Universidad, empecé  a trabajar en televisión. Después de un largo proceso de casting y pruebas, quedé como la presentadora de El Circo Eléctrico, un programa de videos, fiesta y música electrónica. Fue el inicio de una carrera en medios de comunicación bonita, dando pasos cortos pero firmes. Crecí en el canal, trabajé en otros medios, pasé por la W (una de las emisoras con mayor audiencia del país). Este recorrido me validaba en mi discurso. Me hacía sentir segura. Si bien sabía que me faltaba mucho para ser una comunicadora reconocida en el país, se me llenaba la boca de ser la voz o la imagen detrás del micrófono. Me sentía exitosa.

Publicidad de Mujeres W, programa de Radio 


Entonces un buen día cambié mi trabajo, me fui al mundo corporativo, me casé y cuando menos pensé, estaba esperando a María Belén. Los ocho meses de embarazo me cogieron cansada, venía de un ritmo de 12 años de trabajo sin parar, así que quise hacer un alto para dar a luz tranquila.

No voy a decir que no lo disfruté. Cambié de apartamento, decoré el cuarto de la bebé, planeé su llegada, sentí sus pataditas en mi vientre, empecé a conectarme con esa mujercita que crecía dentro de mi y a quien muy pronto conocería. Llegó el día de su nacimiento y en medio del maremágnum de emociones, vivía como extasiada. Todo era distinto… con ella también nacían sensaciones, sentimientos.



Cada día con su afán. Las cosas se fueron resolviendo. Pasó ese primer mes de incertidumbres, llegó el segundo de acople, luego el tercero de enamoramiento absoluto y cuando ya la gorda empezó a ser parte de mi cotidianidad, cuando ya no era algo extraño a lo que debía adaptarme, me encontré conmigo nuevamente.

Fue una tarde en la que me topé con un viejo conocido. Me saludó, me preguntó por María Belén y luego me dijo inocentemente: “¿Y qué estás haciendo ahora?”. 5 palabras que me martillaron la cabeza. “Estoy dedicada a la bebé”- contesté pasito y rapidito, como queriendo que no oyera mi respuesta. Sentí pena, en mi cabeza sólo oía una conversación: “te convertiste en una simple ama se casa”. Claro, conscientemente sabía que mi tarea de mamá era supremamente importante, pero en mi inconsciente, sentía que me había traicionado. Que me había convertido en la Susanita que nunca había querido ser.


La Profesión Mamá, es tal vez una de las más bonitas y una de las menos valoradas en el mundo occidental. Lo complicado es que no son –como podría creerse viendo las cosas por encima- los hombres machistas los que la consideran menos, sino las mujeres de la liberación femenina, las que nos hemos exigido ser igual de competitivas en el mundo laboral, las que hemos menospreciado el trabajo en el hogar.

Cuando empecé a sentirme así, quise encontrar trabajo desesperadamente. Moví mi hoja de vida, hice llamadas,  hablé con antiguos jefes, pero como si el mundo quisiera decirme ESPERA UN POCO, recibí muchas respuestas positivas pero a futuro. Al borde de la desesperación decidí abrir este blog y busqué cosas en las que ocuparme mientras conseguía algo, -ojalá en medios que es lo que realmente me gusta y me conecta con mis pasiones-.

Organicé en mi cabeza una respuesta por si volvía a enfrentarme a la pregunta: “Y ahora qué estás haciendo?” – “Estoy dirigiendo un blog para mamás, lo que me permite trabajar desde la casa mientras María Belén está más grande”. Aunque la respuesta me pareció digna, en el fondo seguí sintiéndome mal. La parte económica tampoco ayudaba, después de tantos años ganándome mi platica, depender ahora económicamente de mi esposo, por más generoso que él sea, no me resultaba nada fácil.

Al mismo tiempo, todos estos pensamientos recibían de mi un juicio: ¿Cómo es posible que esté teniendo este tipo de consideraciones en vez de estar agradecida por mi hermosa bebé? La complejidad femenina me llevaba a un sentimiento mayor, la culpabilidad.

Esa coyuntura en mi vida me puso en el camino a Casa Zendra, un lugar de consultoría y coaching que me encontró (¿o yo a él?), y donde me inscribí para poder entender tantas voces dentro mío. Este ha sido un proceso muy lindo de autoconocimiento.

Un día, después de varias horas de ejercicios con mis compañeros, entendí el mensaje que había detrás. Aunque amo a mi hija, para mí, el hecho de ser mamá, no aportaba valor en mi escalafón de éxitos. Mis discursos internos, mis prejuicios, mis postulados, las historias que yo me había contado sobre el triunfo, no contemplaban cambiar pañales, lavar teteros, llevar a mi hija al pediatra, dormir pocas horas, consolar su llanto…




A veces las cosas más obvias son las que más fácil se esconden. Es cierto que sigo deseando volver a medios y que siento que trabajar es uno de los principales motores de mi vida. Pero desde que descubrí esa gran verdad, supe que podía empezar a contarme otras historias para darle otro significado al éxito. Entendí mi frustración, digerí mis sentimientos,  los asumí con autocompasión e hice un gran postulado: ¡Voy a darle valor al hecho de ser madre! ¡Que viva la profesión mamá!


7 comentarios:

  1. Muy buena entrada. Comparto el sentimiento y la sensación. Aún faltan 3 meses para que nazca mi pequeña y me siento muy identificada con todo lo que escribiste acá. No es fácil renunciar a lo que creamos y alcanzamos basándonos en lo que el mismo -mundo- nos hizo creer que sería lo mejor para nosotras. Creo que lo que más impacta es que el ceder frente a la naturaleza nos quede gustando y nuestros años de lucha por el poder y la posición se vayan a la basura. No obstante, pienso que ya lo ganado nadie nos lo puede quitar y con un poco de tiempo encontraremos el equilibrio para ser exitosas profesionales y sobre todo exitosas madres.

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    1. Muchas gracias!!! Así es, encontrar un balance no es fácil, pero tampoco es imposible y creo que todas las mamás pasamos por eso… Varias personas me han dicho, si tu estás feliz, tu bebé también lo estará, y eso mismo te digo a ti. Hay que estar muy atento a lo que el corazón dice! Mucha suerte en este último trimestre y esperamos que nos sigas leyendo. Abrazo.

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  2. Isa gracias por escribir, muchas mamas te lo agradecemos, me siento identificada contigo. Yo cambie de ciudad por mi hijo dejando sueños trabajo. Los medios en las ciudades pequeñas son muy complicados, tengo el peso de la gente q me vio salir de esta ciudad a un trabajo en emisora nacoonal y que hoy me ven volver ... todos piensan q fracase, q meti las patas y todo lo que se le ocurre a la gente para destruir. Yo solo se que mi hijo vale La PENA y por el puedo hacer cualquier cosa incluso cambiar toda mi vida y tratar de acomodar mis sueños para verlo crecer feliz. Espero encontrar la luz q encontraste. Un beso isa. Eres la mejor

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    1. Magel linda, ya sabes que lo que piensen los demás es lo de menos en este proceso. No hay una manera de hacerlo, todas son válidas y todas somos la mejor mamá que podemos ser. Eres muy valiente, yo en cambio te admiro por haber tomado esa decisión. ¿Cuándo te animas a escribir? -eso sirve mucho de catarsis-, Ya sabes que este blog está totalmente abierto para ti. Animate!!!!!!

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  3. Algo así me pasa a mi...sólo que aún no encuentro esa luz que tu encontraste ����

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    1. Creo que somos muchas las que nos pasa lo mismo y nos sentimos así, lo importante es oírse muy bien y buscar lo que lo haga a uno más feliz y encontrar así un balance. Gracias por leernos :)

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  4. Me ha encantado leerte en esta entrada, muy sincera, muy valiente. Cuando te conocí, sentí tu sinceridad en cuanto a la maternidad, que aunque suene duro, suena real, suena valioso, y esto hace que estés en contacto con tu sentir. La vida publica que hemos ganado y la vida privada que supone suplir las necesidades del bebé (donde nadie ve ni valora lo que hacemos) son difíciles de compaginar, pero se logra, sobre todo con consciencia. Te dejo acá un articulo de Laura Gutman, quien te conté en el programa que me conecto con una maternidad diferente y con un trabajo personal muy importante para mi.
    http://www.lauragutman.com.ar/el-hecho-materno-y-el-trabajo/
    Espero te guste, sus libros los tenemos en la tienda www.abrazarte.co
    Me gustaría que escribieras en mi blog, me escribes?
    :)

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