Hace 2 años y medio
renuncié a mi trabajo, dejé a mi familia y amigos, y abandoné mi vida en
Colombia para perseguir el amor de mi vida. Ahora vivo en Miami con mi esposo
disfrutando de lo que muchos llaman “el sueño americano” … un sueño que me ha convertido en la mujer
maravilla ya que en los Estados Unidos toca aprender a hacer de
todo o morir en el intento. Para eso sin duda, hay que desarrollar una
serie de súper poderes de los cuales hablaré muchas veces en este blog, hoy les
contaré cómo desarrollé el poder de la
PROCREACIÓN.
Para
nadie es un secreto que en este país la ayuda y la compañía son muy escasas,
por esto debatí en mi cabeza muchas veces cuando sería el mejor momento para
quedar embarazada. Mi esposo y yo disfrutábamos de una luna de miel todos los
días entre los viajes, la playa miamera,
los paseos, los restaurantes de lujo y
una que otra rumba. En esa vida al mejor estilo Miami Vice no había
mucho tiempo para pensar en bebes, hasta que en diciembre de 2012, al igual que
un niño pidiéndole su más deseado regalo al niño Dios, M me miró y me dijo: “mi
amor, estuve pensando y quiero tener un hijo ya. Creo que estamos listos.”
La
verdad yo no sabía si estaba lista o no,
lo único que tenía claro era que varias de mis amigas estaban intentando tener
hijos y la cosa no se les había dado tan fácil, así que creí que para nosotros
sería igual. Aunque estaba convencida de
que sería cuestión de un año mínimo, aproveché que estaba en Colombia para ir a
chequeos médicos con mis doctores de siempre. Una especie de investigación para saber a qué grupo de parejas queriendo hijos
pertenecíamos: a los que les cuesta mucho y les toca hacerlo con reloj en mano,
o a los que les llega, como diría Mommager,
con sólo oler unos calzoncillos, los afortunados “tiro fijo”. Definitivamente algo estaba pasando en
nosotros, pues cambiamos la rumba
desenfrenada de la Feria de Cali, por
visitas a médicos y laboratorios.
Recuerdo
muy bien que al ver el inmenso entusiasmo de mi esposo le explicaba: “Yo no es
que quiera tener hijos YA, pero quiero
saber si puedo tener hijos YA para tenerlos cuando yo quiera y no cuando Dios
me los mande -como dicen las abuelas y las tías-”. Los resultados de los
exámenes salieron muy bien, excepto por unos quistes que encontraron en un
ovario. La doctora me dijo que tenía que volver a chequearme para ver si seguían. A los 2 meses
me realicé de nuevo el examen y habían desaparecido esos pero había unos nuevos
en el otro ovario, entonces me
diagnosticaron los famosos ovarios poliquísticos, y digo famosos porque después
de comentarlo con varias amigas me di cuenta que era la “condición” de moda en las
mujeres de 30 buscando hijos. Algo así
como la varicela que le dio a todo el parche del colegio justo cuando ya nos
íbamos de excursión.
La
buena noticia era que todo se podía resolver con una pastillitas que me
ayudarían a ovular, la mala, era que podían demorar meses en funcionar. Todo
parecía indicar que iba a terminar en la categoría de parejas que lo hacen con
reloj en mano, ¡Me deprimía de pensar que tendría que pararme de cabeza después
de cada encuentro amoroso, como hace años vi en una película! Y aunque todavía
no me sentía desesperada por tener hijos, entre más difícil parecía, más ganas
me daban…
Compré
entonces 3 cajas de las pastillas y me las llevé para Miami para cuando decidiéramos
empezar el tratamiento. Mi esposo,
divino como siempre, me dijo “empiezas a tomártelas cuando quieras y te sientas
lista.” Un par de meses después para no desgastar el tema con él, empecé a hacerlo
calladita. La primera caja no funcionó. Me puse a leer más sobre el tema
consultando en el más completo VADEMECUM que existe: Internet. Había que saber
cuándo uno ovulaba exactamente, ser consciente de esa ventana de oportunidad de
48 horas que es lo que tiene de vida un ovulo.
Fui
entonces a la droguería y compré unos
palitos que miden la ovulación, (funcionan igual a los test de embarazo), y
empecé a usarlas todos los días. En mi cabeza todavía estaba vivo el
pensamiento de que nos íbamos a demorar por lo menos un largo año y este apenas
era el comienzo, pero había que empezar.
Pasaron
los días y los palitos no me daban los buenos días anunciando la llegada del
tan esperado ovulo, hasta que por fin, justo el día que mi esposo llegó de un
viaje después de estar una semana por fuera, la carita feliz en el palito me
daba las buenas nuevas. Fue divertido, y con mucha adrenalina, era como
apostarlo todo en un casino…solo que si lo hubiera apostado jamás me hubiera
imaginado tener tanta suerte.
Cinco
semanas después, con tan solo 7 días de retraso en la regla (cosa que era muy
normal para mi), empecé a sentir un dolor intenso en mis pechos. Le comenté
casualmente a mi esposo y él me preguntó con ojos de esperanza, -“¿será que estas embarazada?” - y yo le
contesté igual que los meses anteriores -“Cero”. Yo me conozco y sé que no
estoy embarazada”- pero la verdad es que precisamente porque me conozco, la duda quedó en mi.
Al
otro día, cuando él salió para el trabajo muy a las 7 a.m. me fui a hacer la
prueba. Volví a mi casa y al ver que salió positivo sentí un mar de emociones
que variaban cada segundo y que se resumen en felicidad y mucho susto. Al pasar
las horas concluí que lo que tenía que hacer era pedir una cita al medico y
pensar en una forma bonita de contarle a mi esposo la noticia. Siempre he creído
que así como son ellos los que deciden cómo y cuándo pedir matrimonio, podemos
ser nosotras las que decidimos cómo y cuándo dar esta sorpresa. Compré una caja
bonita y adentro le metí un osito que sostenía una tarjeta en sus manos con la
leyenda: “VAS A SER PAPA”.
Desde
entonces nos cambió radicalmente la vida. Hoy puedo decir que no somos de los que quedan esperando un bebé
con sólo ver unos calzoncillos, pero tampoco tuvimos que hacerlo con
reloj y calendario en mano. “Ayúdate que yo te ayudaré” dicen que es una
premisa de Dios. Lo cierto es que hoy en día la medicina y la ciencia nos dan
muchas herramientas que combinadas con mucho amor y emoción, a mi me
funcionaron.
que divertidas son estas mom
ResponderEliminarTodas las historias estan increiblemente maravillosa...tengo 28 años y mi esposo 39, nos casamos hace 5 meses hoy exactamente y llevo 6 meses sin cuidarme y nada...tengo un poco bastante miedo en realidad, pero pues tambien estoy sacando las citas respectivas para el Doctor, en medio de mi miedo mi Fe es mas grande y se que todo va a estar bien. Un abrazo a todas.
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