Hay cosas que no nos dicen del embarazo. La
publicidad lo muestra como algo divino. Muchas mujeres dicen que es el momento
de su vida en el que se han sentido más bonitas y felices, Demi Moore posó para
Vanity Fair desnuda mostrando orgullosa su panza y algunos hombres manifiestan
que no hay nada más sexy que una mujer embarazada.
Pero la verdad, es que no siempre es así.
Muchas mujeres se la pasan los primeros meses malucas, verdes, ojerosas y con
un sabor en la boca del estomago amargo que les
dibuja una constante cara de fo. A otras las caderas se les vuelven anchas
rápidamente cual musas del General: “una
libra de cadera no es cadera, dos libras de cadera no es cadera…”, otras se
llenan de celulitis, retienen líquido, se sienten pesadas.
Pero los cambios físicos no son nada
comparado con la Montaña Rusa emocional que acompaña los 9 meses de gestación.
Inn-Maternal, Clasic-Inn-Mommy y Wonder WoMOM nos cuentan 3 episodios de
sensibilidad extrema y nos regalan, al final, unos tips para aquellas mujeres
que están pasando por eso y piensan que van a morir en el intento. ¡Una entrada para acompañar a las mujeres que
están en embarazo, hacer reír a las que lo estuvieron y animar a las que quieren estarlo!
Sensibilidad Extrema – Episodio 1:
Por:
Inn- Maternal
Crying Girl - Roy Linchtenstein
Las personas que más me conocen se ríen de mi
porque soy muy llorona. Muchas cosas me conmueven, la música, el cine, el arte,
las historias de la gente. Tengo una lágrima asomada en mi ojo todo el tiempo.
Si este es mi estado normal, imagínense como fue mi embarazo: Un mar de
lágrimas.
Aunque muchas veces agüé ojo, pocas veces lloré de verdad verdad, y cuando digo esto, me refiero a llanto incontenible, con ahogada que no permite el habla, cara roja, ojo hinchado y nariz que parece bolita de navidad. Para mi vergüenza, una de estas veces fue en el trabajo.
Tenía yo un colega en una empresa socia, con
el que tenía que mantener una comunicación constante. Asumo que mi
inexperiencia en el sector le caía gorda porque desde el principio fue antipático
y notaba yo, no se si derivada de mi propia inseguridad, un tono de burla recurrente. Todo lo que decía, escribía, opinaba, le parecía mal. Y yo, que
todavía no me sentía pisando un terreno firme, me acomplejaba, me asustaba, me
cohibía. (Error: el primero
que tiene que comerse el cuento es uno, solo así los demás empiezan a creerte).
Después de varios tropiezos, cosas malucas y
momentos incómodos, yo sentí que el personaje me había declarado la guerra.
Cada comunicación suya la sentía como una amenaza (error numero dos: No hay que tomarse nada personal),
vivía a la defensiva, lista para contraatacar y no dejarme. Trabajaba más, me
esforzaba el doble, me cuidaba de cada detalle, no le iba a dar papaya, y
bueno, finalmente el señor terminó ayudándome a ser mejor.
Fue así como un buen día, después de ires y
venires cibernéticos llenos de insatisfacción de su parte, el susodicho mando
un correo con copia a mi jefe, su jefe, y el jefe de su jefe, diciendo que
estaba cansado de mi falta de profesionalismo y que no quería volver a recibir
correos míos. Recuerdo que me decía a
manera de insulto “niña”.
Leí esas letras, vi los destinatarios y me
sentí como ese comercial de un señor que no sabía ingles y cada vez que le
hacía preguntas en ese idioma contestaba “a little” haciéndose más y más
pequeño. Pero la indignación no fue lo único, ¡OJALÁ! Las cataratas del Niagara
parecían pequeñas comparadas con mis lágrimas. Brotaban, cual cascada al viento
apoderándose de mi cara.
“¿Qué te pasa?” Me preguntaba mi vecina de
escritorio y gran amiga de la vida, y yo, cuál Chilindrina decía: Es que,
BUAAHHHH, este, BUAHHHH, tipo, BUAHHHH, dijo, BUAHHHHH que BUAHHHHHH … La
situación se volvió tan notoria que me llamó el director del programa para el
que yo trabajaba. Yo solo le mostraba el correo y BUAHHHHHHHH. Me pasaban
clínex, me consolaban y yo: BUAHHHHH BUAAHHHHH y más BUAHHHHHHH.
Él trataba de tranquilizarme con
sus palabras bonitas y comprensivas. Yo respiré, me tranquilicé un poco y caí
en cuenta de lo que estaba haciendo, de la ridiculez de mi reacción, de la
falta de profesionalismo, algo de razón tenía el personaje. -“Que pena con usted, doctor”- le dije a mi
interlocutor. “No sé porque estoy así”. Entonces él, con algo de risita
paternal me dijo: “Yo sí se por qué. ¡Estás embarazada!”.
Sensibilidad
Extrema Episodio 2
Por: Wonder WoMOM
En mi caso,
las hormonas empezaron con una cara sonriente. Los primeros 3 meses fueron
gloriosos, lo contrario a muchas mujeres. Fue la etapa de contarle la buena
noticia a la familia y a los amigos, la ilusión de lo que estaba por venir, la
ansiedad de aprender lo que significaba un embarazo, y por supuesto la
felicidad de ver ese frijolito por primera vez en la pantalla blanco y negro
escuchando su corazón galopante.
Me estaba sintiendo tan bien que hasta viajamos a Orlando a los
parques y ni siquiera tuve que comer los bombones anti-mareo después de tanta
voltereta en las atracciones… y para seguir con este mood, al final del primer trimestre viajamos también a Las Vegas de “Baby
Moon”.
Pero
exactamente al inicio del cuarto mes, sentí la descarga hormonal como una
cachetada en la cara. En el avión de regreso a Miami las hormonas empezaron a
cambiar mi cara sonriente por una parecida al emoticon verde con cara de
guayabo. Tuve que pararme tres veces al baño a vomitar: Estaba mareada,
agotada, y aunque pensaba que me sentiría mejor al poner los pies en tierra
firme, no fue así.
Al siguiente
día, como todos los lunes, M se fue para el trabajo y yo me quedé en casa.
Intenté desempacar y organizar algunas cosas pero fue imposible. A
estas alturas las hormonas ya cambiaban intermitentemente de cara emoticon
verde, a amarillo con cascadas de llanto brotando de los ojos… Y es que
definitivamente si hay algo peor que estar enferma, es estar enferma y sola. Yo solo pensaba, ¿dónde esta mi mamá? ¿quién me va a preparar
mi sopita levanta muertos? ¿quién me la va a traer a la cama?
En esas llamó
mi esposo a preguntar como seguía y al ver mi desánimo me sugirió inocentemente: “¿por qué no
pides una sopita casera a domicilio?”. Antes de que él terminara la frase la
hormona camaleonistica ya estaba en emoticon rojo intenso: “¡La sopa casera no
se pide a domicilio, la sopa casera se llama casera porque se hace en la casa,
y en esta casa no hay nadie que me la pueda hacer!!!! Si no puedo cuidarme ni
yo misma, ¿CÓMO VOY A CUIDAR A UN BEBÉ??????”
M estaba
aterrado de oírme y la verdad es que ni yo misma me reconocía. Parecía un
semáforo con mi cara cambiando de verde a amarilla, después a roja, y empezando
nuevamente el mismo ciclo. Nunca me he caracterizado por ser una mujer llorona,
y de solo verme, me daban ganas de llorar más. Mi mayor miedo: quedarme así
para toda la vida.
Sensibilidad
Extrema – Episodio 3
Por: Clasic- In-Mommy
Estar embarazada es tomarse un cocktail de hormonas cada
día de diferente sabor, pero muy emborrachador…. Que nos lleva a cometer cosas
hasta vergonzosas.
Yo por ejemplo, vendedora innata, un día me desperté con
un coktail de hormonas muy fuerte, de esos que te enlagunan, y claro, feliz me
fui a trabajar en mis ventas, pero ¡ohh sorpresa!, llegué donde un cliente y
tan sólo al verme me dijo que esta vez no compraría nada. ¡BOOMMM estalló la bomba dentro de mi cabeza!
Cómo a un bebe que le quitan un dulce, comencé a llorar, no podía ni siquiera contenerlo… solo caían y caían lagrimas por mi mejillas. El cliente, un poco confundido y quizás avergonzado por mi reacción, me consolaba abrazándome y diciéndome que tenía la bodega full de mercancía, que lo entendiera, que lo disculpara… fue un momento MUY extraño: allí estábamos, los dos, cliente y vendedora, abrazados, él prometiéndome que el otro mes me compraba el presupuesto….
Cómo a un bebe que le quitan un dulce, comencé a llorar, no podía ni siquiera contenerlo… solo caían y caían lagrimas por mi mejillas. El cliente, un poco confundido y quizás avergonzado por mi reacción, me consolaba abrazándome y diciéndome que tenía la bodega full de mercancía, que lo entendiera, que lo disculpara… fue un momento MUY extraño: allí estábamos, los dos, cliente y vendedora, abrazados, él prometiéndome que el otro mes me compraba el presupuesto….
Obviamente al salir de esa sala y entrar en mi carro, me
calme y pensé, pero no pude ni siquiera descifrar las razón para tan absurda
reacción si en ventas recibimos NOs muy a menudos… la culpa la tenía el cocktail de hormonas.
- Lo primero
es saber que es normal sentirse así durante los 9 meses de gestación. Para
todas las mujeres es distinto, pero la mayoría padece de esta locurita
transitoria cortesía de las hormonas. Una vez uno es consciente, puede
manejarlo mejor. Cada vez que te estés sintiendo muy triste, respira y
pregúntate: ¿Esta situación realmente es
así de grave o triste, o son mis hormonas jugándome una mala pasada? Muchas veces entendemos que es algo físico y
eso nos tranquiliza.
Habla de esto con las personas que te rodean y que están contigo la mayor parte del embarazo. Ya sea papás, esposo, novio, amigos o compañeros de trabajo. Hazles saber que esto puede pasar. De esta manera, cuando estés pasando por un ataque de depresión pre parto (término inventado por Inn- Maternal), ellos lo entenderán y podrán hacerte ver lo que realmente sucede.
Los hombres tienden a ser poco comprensivos con este tipo de reacciones tan femenimas. Por eso, es bueno que un experto les hable del tema. Puede ser tu ginecólogo, internet, o aplicaciones como Baby Center. Busca información al respecto de una fuente que para él represente credibilidad y has que la lea y lo entienda. (¡Ojalá este blog sirva! Jajaja).
Ten presente que estos momentos son oleadas, y como Wonder WoMOM, todas tenemos el súper poder de volver a la cara feliz. El secreto para poder hacerlo es simplemente entender que durante el embarazo “uno no es uno”. Estas bajo los efectos de una sustancia psicoactiva llamada hormonas que te hace ser otra persona irreconocible. Aprovecha esos momentos para valorar cosas bonitas, que te emocionen positivamente. Oír tu música favorita, ver fotos, cocinar. Conéctate con lo que siempre te ha gustado.
Travel- Inn-Mommy tiene un dogma maravilloso: Si lo vas a hacer, ¡no te quejes! Una vez tomamos la decisión de ser mamás pasan muchas cosas. El cuerpo se llena de celulitis, nos sentimos cansadas o mareadas, y por supuesto, estamos muuuy sensibles. Pero cuando uno vuelve verbo sus pensamientos, los traduce a quejas y cosas negativas, esta energía se potencializa. Así que, tómalo de la mejor manera y gózate hasta estos momentos que no son tan chéveres. Pocas veces en la vida se nos da la licencia para estar pasadas de kilos, mamonas y sensibles.
Habla de esto con las personas que te rodean y que están contigo la mayor parte del embarazo. Ya sea papás, esposo, novio, amigos o compañeros de trabajo. Hazles saber que esto puede pasar. De esta manera, cuando estés pasando por un ataque de depresión pre parto (término inventado por Inn- Maternal), ellos lo entenderán y podrán hacerte ver lo que realmente sucede.
Los hombres tienden a ser poco comprensivos con este tipo de reacciones tan femenimas. Por eso, es bueno que un experto les hable del tema. Puede ser tu ginecólogo, internet, o aplicaciones como Baby Center. Busca información al respecto de una fuente que para él represente credibilidad y has que la lea y lo entienda. (¡Ojalá este blog sirva! Jajaja).
Ten presente que estos momentos son oleadas, y como Wonder WoMOM, todas tenemos el súper poder de volver a la cara feliz. El secreto para poder hacerlo es simplemente entender que durante el embarazo “uno no es uno”. Estas bajo los efectos de una sustancia psicoactiva llamada hormonas que te hace ser otra persona irreconocible. Aprovecha esos momentos para valorar cosas bonitas, que te emocionen positivamente. Oír tu música favorita, ver fotos, cocinar. Conéctate con lo que siempre te ha gustado.
Travel- Inn-Mommy tiene un dogma maravilloso: Si lo vas a hacer, ¡no te quejes! Una vez tomamos la decisión de ser mamás pasan muchas cosas. El cuerpo se llena de celulitis, nos sentimos cansadas o mareadas, y por supuesto, estamos muuuy sensibles. Pero cuando uno vuelve verbo sus pensamientos, los traduce a quejas y cosas negativas, esta energía se potencializa. Así que, tómalo de la mejor manera y gózate hasta estos momentos que no son tan chéveres. Pocas veces en la vida se nos da la licencia para estar pasadas de kilos, mamonas y sensibles.
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