sábado, 10 de mayo de 2014

¿Cómo quedé embarazada? Por: Mommager


Siempre crecí con la idea de que iba a quedar embarazada con solo ver un par de calzoncillos. Por lo menos eso era lo que escuchaba decir a mi mamá de si misma. “Ahh! es que yo solo con ver los calzoncillos ya quedaba en embarazo… Así que mijita, cuídate, no vaya a ser que te des una sorpresa” … Y esa idea de fertilidad absoluta se plantó para siempre en mi inconsciente haciéndome en efecto, una mujer fértil que quedó embarazada en el primer intento. Por supuesto fue un intento previamente planificado, después de hacer una balanza de pros y contras y una gráfica económica de lo que implicaría tener un bebé. Digamos que lo que más me costó fue tomar la decisión de quedar embarazada y no quedar embarazada en sí.

Por varios años, mi esposo y yo nos las ingeniamos para no tener bebés, porque había viajar, había que rumbear, había que emborracharse hasta perder el conocimiento y había que crecer profesionalmente. Teníamos que hacer plata y comprarnos todo lo que siempre quisimos. Y sí, lo logramos.  Hicimos y  deshicimos y  entonces llegó el día en que quisimos algo más.

Cuando se empiezan a pasar las tardes del domingo sin hacer nada, cuando uno llega del trabajo y encuentra la casa vacía, cuando de repente empieza a notar la cantidad de niños y mujeres embarazadas en la calle y hasta comienza a  fijarse en  la ropa divina que hay para bebé, es porque  sin duda algo se le está moviendo en el interior del alma… Algo difícil de explicar. Llega entonces el inevitable momento en el que uno se imagina cargando a su bebé, o se piensa con una enorme panza y visualiza por momentos la felicidad que sentirán abuelos, tíos y amigos. Entonces es claro que hay algo diferente en uno y que ha sido picado por un algo:  Un algo que no se encuentra en los viajes más cosmopolitas, en las compras más lujosas ni en las conversaciones más profundas. Algo que esta adentro, un instinto tan básico que seguro ha estado guardado y está esperando salir.  La verdad es que la decisión de quedar embarazada fue compleja. Algo me decía que todavía quedaba muchas cosas por hacer, pero en realidad lo único que me  faltaba por hacer era ser mamá.

Así que una vez tomamos la decisión lo hicimos... Para no entrar en detalles, “Miré los calzoncillos fijamente” y al siguiente mes llegó el retraso de la regla. Prueba casera positiva y examen de sangre positivo con 5 semanas de embarazo… así empezó lo que sería la aventura más extrema, exótica y divertida de mi vida.

Empecé a llamar a todo el mundo y luego de divulgar la noticia, subir la respectiva foto al Facebook y abrir un perfil en Babycenter.com. Sentí la insoportable necesidad de hacer una lista de compras en Amazon. La lista titulada “Compras del bebé” contenía todo aquello mínimo y súper importante que necesitaría el bebé durante su primer año de vida. Desde la lámpara que usaría para la decoración del cuarto, hasta el sacamocos eléctrico que nos ahorraría esfuerzos en las noches de gripa. Empecé a investigar productos, analizar marcas y leer reseñas de cuanto producto para bebe había en el mercado. De esta exhaustiva investigación resultó un documento de Excel que contiene todo lo necesario para el bebé con precios y marcas. Y éste se convirtió en el tesoro mejor preciado de mi maternidad, un documento sagrado que posteriormente rotó por las manos de mis amigas embarazadas y hasta compartí en un blog de mamás. La maternidad empezó a ser  para mí un arte, un servicio de personal Shopping para mi misma que se iría perfeccionando con el tiempo. Así, sin darme cuenta, empecé a hacer de mi embarazo la mejor experiencia de mi vida… Con varios aprendizajes en el camino, quitando y poniendo prioridades. Tres años y dos bebés después la vida me ha ido encaminando a ser la mamá que soy hoy. Inocente y muy casual empecé lo que hoy es la labor más importante de mi vida. Eso sí, siempre con estilo…

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